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Los Cabornos, el reino del castaño

Situada en el Parque Natural de Redes, la ruta de Los Cabornos es un paseo de casi dos horas por uno de los sotos de castaños centenarios más representativos del valle del Nalón.

Asturias es la mancha de castaños más grande de Europa, con cerca de 58.000 ha, aunque pocos de sus castañeos se aprovechan económicamente. Pese a contar con variedades autóctonas de castaña de enorme calidad, como la valduna (de gran fama en el conceyu de Les Regueres), solo producimos 120 toneladas al año, muy lejos de nuestros vecinos gallegos y leoneses. Su relación con la cultura tradicional asturiana, con todo, ha sido y es muy profunda; sus frutos otoñales aplacaron el hambre durante los años de miseria y su madera ha sido la más empleada en la construcción de hórreos y paneras (incluso en las galerías de las minas de carbón).

Comenzaremos en el pueblo de Campiellos, en Sobroscubiu, al que se accede desde Rusecu. Cabe aclarar que el nombre de este conceyu (Sobroscubiu) hace honor a su belleza vertical, pues en asturleonés un escobiu no es otra cosa que un peñasco o desfiladero, al tiempo que sus habitantes son conocidos como coyanes. La localidad contiene una muestra fascinante de arquitectura tradicional, con sus tabiques de ciebu o cebatu, sus tenaes (pajares) o sus horros con algunos pegoyos sin cantería, característicos de la zona. Nosotros seguiremos la ruta -perfectamente señalizada- por detrás de la bolera, hasta llegar a un rótulo que indica la zona de Los Malatos.

A unos pocos metros encontraremos las primeras cuerries o corripes, unos muretes de piedra circulares donde se almacenan las castañas cañueles (las que caen del árbol). Allí se tapan con hojas y helechos para mantener la humedad y conservarlas durante más tiempo, hasta que se desprenden del muergu o erizo (esto es, esmorguen), de ahí el nombre de las pinzas de madera con las que tradicionalmente se recogen los muergos; les morgaces. Otra forma de conservar las castañas es secarlas o ahumarlas en las casas, quedando duras y arrugadas. Son las conocidas mayuques, que acompañaron los potajes mucho antes de la llegada de la patata.

Continuaremos hasta La Llosa’l Llanu atravesando un bosquete adehesado de robles rebollos (Quercus pyrenaica), con sus troncos irregulares envueltos por mofos y alíquenes. Luego nos espera un camino de bajada con vistas sobre el Picu la Xamoca (1281 m) donde nos aguardan decenas de castaños centenarios. Quizás nos pueda sorprender que los castaños de Los Cabornos no sean esbeltos y alargados, como cabría esperar de árboles maderables, sino que en su mayoría son grandes troncos gruesos y achatados. A lo largo de siglos, estos árboles orientados a la producción de castañas fueron sometidos a injertos y podas que dejaron la madera del interior al descubierto, a espensas de la voracidad de los hongos, y poco a poco estos troncos quedarían totalmente huecos. Serían éstos los llamados cabornos o caboxos, cuyas formas imposibles inspirarían seres fantásticos, como trasgos y busgosos.

Por otro lado, durante mucho tiempo existió la creencia de que había sido un árbol traído con los romanos, pero los análisis del pólen fósil sitúan su presencia en el Cantábrico desde hace, por lo menos, 21.000 años. ¡Asturianos de pura cepa!

Desgraciadamente, tras miles de años su reinado está en amenazado por la viespa de la castañal (la avispilla), una plaga de origen chino muy dañina cuya picadura forma unas agallas que dificultan el crecimiento del árbol y reducen la producción de frutos hasta un 70%. No es un problema para tomarse a la ligera, pues no hay un solo castañéu asturiano que no esté afectado.

En el camino de subida hasta La Cullá l’Arcu encontraremos algunos ejemplares majestuosos de robles albares (Quercus petraea), algo más robustos y firmes que los carbayos comunes, salpicados por claros cubiertos de gamones con vistas a algunos picos emblemáticos como el Cuyargayos (1391 m) o sobre el propio valle del Nalón a la altura de Comiyera. Desde aquí podemos tomar el desvío hasta La Xamoca o continuar por un camino de bajada que nos llevará hasta el punto de partida en Campiellos. Esta ruta circular sencilla de apenas 2,5 km la habremos completado en 1,5 h, por lo que podemos decir que es ideal para hacerla con niños.

L’asturianu pierde los dientes por beber la sidra frío y les castañes calientes.

 

Agostu secu, castañes en cestu; agostu moyáu, el castañéu ya ta atropáu.

 

Castañes verdes per nadal saben bien y pártense mal.

 

En tiempu la castaña, el que la paña la paña.

 

 

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