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TOP 10 Torres medievales asturianas

Asturias llegó a contar con cerca de 300 fortalezas defensivas. Algunas de ellas controlaban rutas comerciales, otras sirvieron de defensa contra musulmanes o contra castellanos. Muchas otras, en cambio, fueron construidas como un símbolo permanente del estatus de las familias más poderosas del país. Te proponemos un viaje por diez torres medievales asturianas. ¡Conócelas!

 

1. Torrexón de Llanes


Declarado Monumento Nacional en 1876, se encuentra en la propia villa de Llanes, al lado del Ayuntamiento. Su construcción se remonta a 1270, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, quien en ese año otorga nuevos fueros a la villa junto con el privilegio de erigir una muralla. Así, se piensa que la torre actual estaría asociaba a la muralla medieval con la función de vigía y de defensa, aunque llegaría a servir como cárcel del conceyu. Contaba además con un foso y un puente levadizo.

Restaurado en 1954, acoge hoy la oficina de turismo.

 

2. Torre de Banduxu (Proaza)

 

Con 12 metros de altura y 7 de diámetro, la Torre de Banduxu o Torre de los Tuñón está considerada como una de las torres defensivas asturianas mejor conservadas del periodo bajomedieval y la única que continúa habitada. Podemos encontrarla en la impresionante aldea medieval de Banduxu, en el corazón de los Valles del Oso, en el conceyu de Proaza. La fortaleza, que marca el límite entre los barrios de Toral y El Palaciu, fue levantada como símbolo de poder por la familia Álvarez de Banduxu entre los siglos XII y XV. En su planta superior presenta un escudo con las armas de los Tuñón, los Miranda y los Banduxu alrededor de un cuartel con una torre con una lanza.

Este edificio también sirvió como cárcel y ayuntamiento.

 

3. Torrexón de Villamoréi (Sobroscubiu/Sobrescobio)

 

El Torrexón de Villamoréi, conocido en época medieval como el Torrexón de Tielva, es todo lo que queda del antiguo Castiellu de los Aceales. Todo apunta a que fue construido en el siglo VIII por el rey astur Alfonso I sobre los restos de una fortaleza de origen romano. Su función era guardar el Camín d’Acéu, la antigua vía de comunicación que atravesaba las montañas asturianas desde León por el Puertu de Tarna hasta el Valle del Nalón. De hecho, era uno de los caminos principales que usaban los peregrinos para acudir a venerar las reliquias de la catedral de San Salvador de Oviedo/Uviéu. Fue donado en el siglo XII a la Orden de Santiago, pero sería abandonado en el siglo XV tras la fundación de la Pola d’Oviñana (hoy La Polina).

Para acceder a él desde la aldea de Villamoréi (Sobroscubiu) iniciaremos una ruta sencilla salpicada por el espesor de robles y castaños con unas vistas espectaculares sobre el embalse de Rusecu. A pesar de la belleza de sus ruinas no recomendamos ascender a la Peña los Moros, donde se yergue el torrexón, dado lo peligroso del sendero.

 

4. Torre Vieya de Viḷḷamouros (Cadavéu, Valdés)

 

A escasos 10 min de Ḷḷuarca se encuentra esta esplénida fortaleza señorial reconvertida hoy en hotel de lujo. La tradición cuenta que perteneció a un caballero llamado Pelayu (coetáneo y homónimo del rey Pelayu) que habría derrotado a los musulmanes a la altura de Curniana. A juzgar por los hallazgos arqueológicos en sus inmediaciones parece ser que su origen estaba en una antigua torre militar romana, reconstruida en varias ocasiones a lo largo de los siglos IX, XII, IV y XV. Durante el reino de los astures posiblemente tuviese interés estratégido contra las incursiones vikingas.

Un escudo en la casona anexa a la torre recoge la conocida leyenda de Viamouros en torno a la figura de Diego Pelaiz, un noble que, desterrado y despojado de todos sus bienes por orden del rey Mauregato, pone su espada al servicio de Alfonso el Casto. Restituido Alfonso II en el trono de Asturias, Diego Pelaiz recupera la torre después de expulsar a una algarada de moros que se había apropiado de la fortaleza y que habitaban en ella junto on algunas doncellas cautivas.

A sus pies podemos leer un poema grabado en piedra del escritor Fernán Coronas (el Padre Galo), que reza así:

«Subre’l cielu clariosu
firme negreya
cargada de memorias
La Torre Vieya.
Dica’l sou picu subu
sin escalada
ya vei esqueicidas cousas
la mía mirada.»

 

5. Torre de Revillagigedo (Gijón/Xixón)

 

El actual palacio de Revillagigedo se encuentra en la Plaza del Marqués de Gijón/Xixón y, aunque la mayor parte de la contrucción fuese levantada en el siglo XVIII por Carlos Miguel Ramírez de Xove (abuelo de Xovellanos y primer Marqués de Santisteban del Mar de Nataoyo), pocos saben que su torre este es de origen medieval (del siglo XV). La torre oeste se erigió, de hecho, con intención de mantener la simetría.

 

6. Turrixón de Trubia (Gijón/Xixón)

 

También en Gijón/Xixón, pero en a las afueras de la ciudad, el Turrixón o Turruxón de Trubia es uno de los iconos de la parroquia de L’Abadía Cenero. En su momento constituía una de las propiedades principales del poderoso Rodrigo Álvariz de les Asturies, pero sería adquirido posteriormente por la familia Valdés (la rama de San Cucao de Llanera) en el siglo XVI.

A pesar de su función militar y de control, posee un número infrecuente de ventanas (se conservan ocho) que denotan un uso residencial. A ello habría que sumar un gran corredor situado en el tercer piso de su fachada noroeste, hoy desaparecido (al igual que la muralla perimetral). Está declarado Bien de Interés Cultural y actualmente es de propiedad municipal.

 

7. Casa-torre de la Rúa (Oviedo/Uviéu)

 

Ubicada en la plaza de la catedral, la Casa-torre de la Rúa es otro de los edificios emblemáticos de la ciudad de Oviedo/Uviéu. La parte más antigua está datada en el siglo XIII, habiendo pertenecido con posterioridad al contador de los Reyes Católicos, Rodrigo de la Rúa. Fue reformada en el siglo XV, época a la que se ascribe su carácterística ventana de cruz.

Al ser de los pocos edificios que se salvó del gran incendio de la Nochebuena de 1521 es uno de los inmuebles más antiguos de la ciudad. Hoy está catalogado como Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, protección que compatiliza con un uso hostelero centrado en bodas, eventos y celebraciones. No obstante, las dos últimas plantas están reservadas como residencia privada de sus propietarios, los marqueses de Santa Cruz de Marcenao.

 

8. Torre Vieya de Samiguel

 

Aunque a veces pase desapercibida, la Torre Vieya de Samiguel se encuentra en uno de los laterales de la catedral de San Salvador de Oviedo/Uviéu. Su factura más antigua parte de entre los años 884-885 d.C., cuando Alfonso III promueve la construcción de una fortaleza defensiva sin apenas ventanas para proteger las reliquias del reino de los frecuentes ataques vikingas.

A finales del siglo XI se le añadirá un cuerpo románico a modo de campanario con ocho arcos de medio punto con capiteles vegetales. A pesar de su remodelación, en el transepto del muro norte aún se conserva una inscripción fundacional:

En el nombre del señor Dios y salvador nuestro Jesucristo, y a la gloria de todos, de la gloriosa Santa María Virgen, a los doce apóstoles y restantes santos mártires… el príncipe Alfonso hijo del rey Ordoño de santa memoria mandó edificar esta fortificación con la esposa Scemena, habiéndoles nacido dos hijos, para que la defensa de la fortificación del aula del tesoro de esta santa iglesia permanezca sin daño; precaviendo que nada perezca, pues los gentiles suelen apresurarse con su ejército pirata naval, Dios no lo quiera. Esta obra ofrecida por nosotros, sea concedida en perenne posesión a la misma iglesia.

 

9. Torre de Peñerúes (Morcín)

 

Podemos encontrarla sobre una elevación próxima a la localidad de Campo (Peñerúes), en el conceyu de Morcín. Desde este pueblo podemos incluso realizar una ruta de ascensión hasta la torre para luego contemplar una panorámica incomparable sobre el embalse de Los Afilorios.

Es posible que sea una torre de vigilancia de origen romano, pero fue reconstruida en tiempos de Ordoño I y reformada en el siglo XII. Tiene unos imponentes 17 metros de altura, aunque su fachada sur se encuentra totalmente derruida.

10. Torre de los Valdés-Salas

 

En la villa de Salas podemos visitar el castillo y torre de los Valdés Salas, del siglo XV. Reconstruida tras su derrumbamiento en 1959, la fortaleza fue dotada de unas garitas esquinadas inexistentes en la original. Su interior acoge el museo prerrománico de Samartín de Salas.

El palacio, del siglo XVI, está conectado a la torre mediante un puente de arco de medio punto. Fue éste el lugar de nacimiento de Fernando Valdés Salas, inquisidor general y fundador de la Universidad de Oviedo/Uviéu. Es posible contemplar su explendoroso sepulcro en la cercana colegiata de Santa María La Mayor, obra de Pompeyo Leoni.

Visitas en asturiano a la catedral de Oviedo-Uviéu

‘Ser Asturianu’ propone conocer la catedral de San Salvador desde la literatura asturiana con un par de visitas en asturleonés, coincidiendo con Semana Santa

Las dos visitas, previstas para el jueves 18 y el sábado 20 a las 11:00h, recorrerán en algo más de una hora los distintos espacios del interior de la catedral de Oviedo-Uviéu, tales como la Cámara Santa, el Claustro, o el Deambulatorio, de la mano de casi una decena de autores de distintas épocas, desde el Barroco hasta la década de 1970.

Constantino Cabal, Antón de Marirreguera, Ángeles López Cuesta o Xuan María Acebal serán algunos de los escritores escogidos para, desde sus obras, asomarnos a la historia del templo gótico y de sus reliquias. Las visitas estarán dirigidas por Denis Soria, guía oficial de Asturias y guía habilitado de la catedral.

Fechas y horarios

– Jueves 18 de abril, 11:00h.

– Sábado 20 de abril, 11:00h

Punto de encuentro

Fuente de Ia plaza de la catedral (plaza de Alfonso II).

Tarifas y reservas

– Adultos (mayores de 12 años): 10€ *incluye el precio de entrada a la catedral (7€)

– Con bono-tarjeta de entrada 12 meses a la catedral: 5€ *deberá presentarse en taquilla

– Nenos (menores de 12 años): gratis

El pago se abonará 5 minutos antes de comenzar el recorrido. Para apuntarse es imprescindible reservar con antelación en el correo electrónico [email protected]

 

El mayor museo de molinos, en Asturias

Abierto al público en 1998 después de rehabilitar un molino familiar centenario, el museo de molinos de O Mazonovo de Taramunde es el mayor espacio museográfico dedicado a estos ingenios.

Taramunde juega al escondite. Se nos escabulle entre A Serra d’Ouroso y los montes de Eiros, tupidos por la sombra de un bosque autóctono hoy algo asediado por los eucaliptos.

Estamos en los confines del occidente de Asturias, más allá de A Garda un cartel nos marca una frontera que hace un tiempo pensábamos haber cruzado. El agua nos susurra en “a fala” (el gallego de Asturias); O Rego das Mestas, O Rego do Inferno, O Rego da Salgueira, O Río Turía… Pura poesía. Salpicando, retumba su eco mudo en decenas de molinos harineros, fraguas de hierro (mazos) o batanes para tratar los tejidos. Todo nos habla de un tiempo en el que su proliferación por toda la “comarca” del Eo-Navia dio nombre a la geografía. Así es que tenemos El Mazonovo en Bual, El Mazonovo de Santalla d’Ozcos y el que nos toca; O Mazonovo de Taramunde.

 

 

La curiosidad de este molino es que tiene un origen indiano. En el año 1899 Manuel López-Cancelos regresa a Taramunde tras probar fortuna en Argentina y decide instalar un molino de maquila a orillas del río Cabreira. Su ubicación era ideal, al lado de la capital del concejo y en el camino de confluencia de varias aldeas cercanas. En 1921 sus cuatro muelas ya no daban abasto para procesar todo el cereal, por lo que deciden añadir otras dos. En 1929 llegan a instalar una dinamo con el objetivo de electrificar las poblaciones de Taramunde, A Veiga de Llan y Nogueira, pero tras casi cien años moliendo el trigo, el maíz y el centeno del concejo cesó su actividad a principios de los años noventa. Finalmente, en 1998 los nietos de Manuel acuerdan rehabilitar el conjunto para acondicionarlo como espacio museográfico, convirtiéndolo de esta manera en el Museo de los Molinos de O Mazonovo.

 

Aunque realizar una visita con un guía oficial es siempre lo más recomendable, O Mazonovo es un museo muy interactivo. Tirando de una palanca, el visitante puede accionar por él mismo los mecanismos que hacen rotar las ruedas, los rodieznos, los árboles y las muelas. Así, un gran chorro de agua irrumpe violentamente empujando a un engranaje con varias piezas que cobran vida con una lógica mágica, como si fuese un gigante de madera.

Tradicionalmente el molín o moliño pertenecía a un propietario, y a éste acudían los labradores a moler el cereal para obtener la harina con la que amasar el pan. Por lo general no se pagaba con dinero, sino que el molinero se quedaba con una parte de lo que procesaba; la maquila. Pero claro, siempre habría alguno que maquilara más de la cuenta, de ahí que haya tanto cancionero y refranero tradicional donde el molinero no siempre salía precisamente bien parado.

A moliñeira taba de parto

e o moliñeiro nun tiña un cuarto.

A moliñeira votou a parir

e o moliñeiro votou a fuxir.

Cien xastres, cien molineros y cien texedores, son trescientos lladrones.

 

El recorrido continúa hasta una preciosa cascada artifical creada para reconducir el agua del río Cabreira hacia las aceñas, aunque en la senda nos toparemos con un molino asiático y un monjolo brasileño ofreciéndonos un poco de contexto en la evolución de estos ingenios a lo largo del tiempo y el espacio.

Su variedad y número de piezas (alrededor de 19) lo convierten en el mayor museo de molinos de Europa. «Tenemos cerca de 30.000 visitantes a lo largo del año» nos explica Carlos López-Cancelo, descendiente de una saga de molineros desde hace cuatro generaciones y actual dueño del museo, es además nieto del mismo Manuel López-Cancelo. «El turismo español sigue siendo el principal, aunque también logramos captar el francés o el alemán en menor medida». El mantenimiento de O Mazonovo se sustenta casi por completo en la venta de entradas y -eventualmente- en el suministro del excedente eléctrico a la red de distribución local, por lo que siempre están buscando la manera de atraer más visitas. «Sacamos un proyecto para llamar la atención de aquellos peregrinos que quieran hacer alguna parada en el camino de regreso». Esta inquietud por crecer y mejorar es lo que lo hace verdaderamente atractivo al conjunto. Y es que «O Mazonovo está en la primera posición de TripAdvisor de entre todos los museos de Asturias» subraya.

 

 

Otra baza del museo es su valor didáctico. Desde hace algún tiempo trabajan con varios colegios para poner en valor estos elementos etnográficos también entre las nuevas generaciones y transmitir en los chavales el amor al pasado. Todos tienen oportunidad de ver, aprender y experimentar, y si superan una pequeña prueba escrita pueden recibir ¡nada menos que un diploma de molinero! Aunque tenemos que confesar que hicimos alguna trampa…

 

¿Cómo llegar?

Desde Castripol hasta A Veiga/Vegadeo por la N-640 (N-642 en el caso de partir desde Ribadeo) y luego a Taramunde por la AS-21. En la parte sur del pueblo de Taramunde aparece indicado el museo, contando con aparcamiento de vehículos.

Horarios

Del 1 de marzo al 30 de junio y del 1 de octubre al 12 de diciembre.

· 10:30 a 13:30 | 14:30 a 17:00 – Fines de semana y festivos

Del 1 de julio al 30 de agosto

· 10:30 a 13:30 | 14:30 a 19:00 – Todos los días

Del 1 de septiembre al 30 de septiembre

· 10:30 a 13:30 | 14:30 a 17:30 – Todos los días

Tarifas

Entrada individual

· Mayores de 10 años…………………….. 3,90€

· Menores de 10 años……………………. 1,50 €

Grupos

· Normal (mínimo 17 personas)…………… 2,90€

· Escolares…………………………………… 1,50€

(2,90€ entre el 1 de julio y el 30 de septiembre)

 

Los plurales femeninos en asturleonés

Les cases, cantaben… Los plurales -es/-en son uno de los rasgos que más caracterizan a los asturianos, pero se trata de un fenómeno casi exclusivo del dialecto central del asturleonés. Casi, porque en el dialecto oriental hablado en Cangues, Ribeseya y Amieva también se realiza así.

Sin embargo, hay lugares que se usa el dialecto central, como en el sur de Ḷḷena y Ayer o en la comarca leonesa de Los Argüechos (con menor vitalidad), donde los plurales acaban en -as/-an (las casas).

Además, los habitantes del pueblo zamorano de San Ciprián (San Justu, Senabria) realizan los plurales en -es/-en (es cases) ¡aunque hablan el dialecto occidental! Parece ser que, por lo que se puede deducir de los archivos del monasterio de Courias (Cangas del Narcea), esta forma del plural pudo ser común a todo el asturleonés medieval.

Origen del Antroxu, el carnaval asturiano

Todo aquel que nos visite en estas fechas se sorprenderá al ver anunciado el Carnaval por el nombre de Antroxu, o arrugará la cara al comprobar que localidades como Nueva (en Llanes) lo celebran ¡nada menos que el 19 de marzo! Tranquilos, que todo tiene un porqué…

Cipriano el Hojalatero (Evaristo Valle, 1947)

Para poder entenderlo debemos retrotraernos a los días de fiesta, fartura y excesos previos a la Cuaresma (Quadragesima, periodo de 40 días previos a la Semana Santa), que daba comienzo el Miércoles de Ceniza, un momento de recogimiento en el que los fieles ayunaban o abandonaban el consumo de carne. De ahí la palabra carnaval, del veneciano carnevale, de carne (carne) y levare (quitar).

Pero el Antroxu (en algunas partes; Antrueyu, Antruidu, Antroiru, Entroido…) no tiene nada que ver con el culto cristiano. Procede del latín introitus (entrada), ya que antecedía al año nuevo (solía comenzar el mismo día de Navidad), teniendo su origen en las celebraciones campesinas de la Europa pagana -como las Saturnales o Lupercales– practicadas entre el equinoccio de invierno hasta la primavera. Es decir, en cierto modo se conmemoraba el “nacimiento de la luz”, cuando los días se empezaban a alargar, razón por la que también coinciden con las fiestas –cristianizadas- de Santa Lucía (20-23 de diciembre durante la Edad Media) y de La Candelaria o de la Luz (2 de febrero). El ciclo agrario se reanudaba y la vida volvía a reverdecer, pero había que ayudar a despertar a la tierra.

Esta es la raíz, por cierto, de la curiosa tradición en algunas zonas del occidente asturiano de prender ramones de paja para beneficiar la cosecha; El Pachizu o Los Payones.

 

Así, en muchos pueblos los vecinos se disfrazaban, prestándose a la fiesta y a la transgresión, gastando bromas y haciendo sonar lloqueros (cencerros). Esto venía acompañado también por copiosos y exagerados banquetes antes de la Cuaresma, sobretodo de carne de gochu y de dulces o llambionaes (frixuelos, picatostes, casadielles…). Aquí tenemos, pues, el origen de las célebres mascaradas de invierno festejadas hasta la primavera, de nuestro verdadero Antroxu.

‘Carnavalada de Oviedo’ (Evaristo Valle, 1928)

 

Y no tenían lugar únicamente en las aldeas, las pinturas de Evaristo Valle nos dan testimonio de su celebración en Oviedo/Uvieo. Tenemos constancia de L’Obispín, una mazcarada celebrada dentro de la propia Catedral de San Salvador entre el 18 de diciembre y los Santos Inocentes, o de personajes tan peculiares como La Destrozona, un varón vestido de mujer que repartía escobazos a diestro y siniestro.

Otro testigo de l’Antroxu ovetense fue el conocido escritor carbayón Perfecto Fernández (Nolo), quien en 1906 recoge algunas referencias en su obra “Veyures y Caxigalines”.

«¡Morrer tú?… Ha haber abondo
Pa que Xuanín ciarr’el güeyu
Sin ver d’isti añu les fiestes
Que se cellebren n’Uvieu
d’Antroxu les bullicioses
galanes de Samateu.»

Pero, ¡ay amigo! Con el clero hemos topado. La iglesia nunca vio con buenos ojos estas escandalosas festividades, que intentó restringirlas por todos los medios a los días previos al Miércoles de Ceniza (Xueves de Comadres, Domingo’l Gordu, Llunes y Martes d’Antroxu), aunque no siempre con éxito. Fue su prohibición tras la Guerra Civil lo que realmente determinó su desaparición.

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El Guirria de Ponga (fotografía: Desdeasturias.com)

Con la llegada de la Democracia muchos conceyos rescataron el Antroxu, pero la influencia de la televisión fijó el referente en el Carnaval de Brasil, de Cádiz o de Tenerife, olvidando la tradición asturiana. Hoy menos de una decena de estas mascaradas o mazcaraes han sobrevivido, casi todas recuperadas. Es el caso de Los Sidros y Les Comedies (Valdesoto, Siero), El Guirria (San Xuan de Beleño, Ponga), Os Reises d’El Valledor (Ayande), Os Reises de Tormaleo (Ibias), Los Aguilandeiros de San Xuan de Villapañada (Grau), Los Zamarrones de Ḷḷena, Los Guilandeiros de Tinéu y más recientemente, Los Mazcaritos de Uvieo y de Avilés. En este último conceyu, además, siguen reconstruyéndose algunos personajes de la mazcarada gracias a la recopilación de la memoria oral, como ha sido el caso de El Cornelu.

Otras, como Los Bardancos de Casu, Las Comparsas de Quirós, Los Aguilanderos de Xedré o La Puela o Los Zaparrastros de Ayer se encuentran en estado de letargo, esperando a ser retomadas por sus vecinos.

«Les Mazcaraes n’Asturies» (Denis Soria)

 

Antroxando palabras…

En este ambiente de juerga y socarronería no faltaban los cantares y las coplas aún presentes en la tradición oral. La mayor parte anónimas, aunque aún conservamos la autoría de algunas como las del popular Antón el Coque, resucitadas por el cantante Jerónimo Granda en 1977.

 

Por eso son tan valiososos estos otros versos recitados por Araceli Noval, vecina de Oles (Villaviciosa), porque muestran la cara más instrospectiva del Antroxu, la más sobria y moralizante.

 

Así que no, si nos acercamos a su historia, L’Antroxu asturiano no es una simple fiesta de disfraces. Bajo su máscara, latente, subyace ese pulso eterno entre el destello que se abre paso bajo la fría quietud de lo que un día fue primavera, convertido así en el mismo ciclo de la vida.

La *xuventú ye folixa, ye diversión, ye folgueta.
Les penes y desengaños quédense pa la vieyera.
Vosotros sois l’Antroxu, nosotros la Cuaresma.

Los nombres del Antroxu

L’Antroxu (Carnaval) deriva del latín «introitus», entrada, ya que precedía al año nuevo, teniendo su origen en las celebraciones campesinas paganas (Saturnales y Lupercales) entre el equinoccio de invierno hasta la primavera. Pero no es el único nombre que tenemos en asturleonés (asturiano)…

Por otro lado, en el gallego de Asturias también recibe el nombre de Antroido o Antroiro.

*Nuestro agradecimiento especial a Fran Allegre por las indicaciones.

Cuideiru (Cudillero), ¿un pueblo vikingo en Asturias?

Por Denis Soria

La imagen de esta villa es icónica. Cuideiru es una reunión de color y vida encaramada sobre un anfiteatro abarrotado que tiene al mar por escenario. Por él sus vecinos reciben el nombre de pixuatos, en referencia al pexe y por tanto al oficio de pescador, mayoritario hasta hace unas décadas. No es raro, y es que los vecinos de As Figueiras (Castripol) son también conocidos como pixotos.

Ojo, no todos los que viven en Cuideiru ostentan este gentilicio. Los que se dedicaban a otros oficios (al comercio o a la labranza fundamentalmente) eran conocidos como caízos, por ocupar el barrio de La Cai. De hecho tradicionalmente estas dos comunidades se llevaban a matar, estando incluso excluidos estos últimos de participar de ciertas fiestas (y ya no digamos los vaqueiros). Porque ya se sabe, que en pueblu pequeñu, infiernu grande

La villa de Cuideiru. (Foto: Mampiris).
La Ribera (GETTY IMAGES)

Pero mucho se dijo y se dice sobre sus vecinos, especialmente sobre su supuesto origen en los vikingos que asolaron las costas europeas hace un milenio y asentados aquí o acerca de su habla, distinta al resto -supuestamente- y salpicada de palabras de raíces nórdicas. Una leyenda que cobró fuerza en los últimos años seducida por la épica de las novelas y series de televisión. Sin embargo, ¿qué hay de verdad en todo esto? ¿Existe un dialecto pixuatu? Y… ¿Son realmente sus vecinos descendientes de los normandos?

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Reproducción de los drakkars o långskip lordomanos para la famosa serie Vikings.

Las crónicas medievales asturleonesas nos hablan ciertamente de hasta cuatro oleadas de estas incursiones de turistas escandinavos por el Reino de los Astures entre los siglos IX y XII. En efecto, en el verano del año 844 fue avistada una flota vikinga en la costa de Gijón/Xixón rumbo a Galicia, donde se entregaron al pillaje. El rey Ramiro I los derrotó a los pies de la Torre de Hércules, destruyéndoles alrededor de 70 naves, aunque los supervivientes continuarían sus correrías por el Al-Ándalus saqueando Lisboa y Sevilla.1 Incluso Oviedo/Uviéu fue asaltada en tiempos de Alfonso III, motivando la construcción de La Torre Vieya de Samiguel, anexa a la Catedral. Aunque en ocasiones los propios monarcas recurrieron a sus servicios, bien para sus luchas intestinas o bien para la guerra contra los musulmanes, como en el caso de Alfonso II contra Hisham I en el 795.2

No obstante, a pesar de contar con indicios de asentamientos temporales en Galicia, el que fuera uno de los territorios peninsulares más castigados por sus ataques, no poseemos ninguna prueba documental ni arqueológica que acredite el improbable establecimiento de grupos de normandos en tierras asturianas.

Los pixuatos continúan fieles a la tradición marinera.

Sí acaso de celtas britones, refugiados cristianos que huían de la invasión anglosajona de las Islas Británicas en el siglo VI hacia lugares como Armórica (la actual Bretaña francesa), Galicia y Asturias, donde fundarían la Diócesis de Britonia. Aún hoy conservamos topónimos que evidencian su presencia, como El Bretón (La Madalena, Avilés), Bretones (Belonciu, Piloña) o La Playa los Bretones (Vidiago, Llanes).

Aún con todo, resulta muy aventurado afirmar que fueran estos britones o vikingos los fundadores de Cuideiru. ¿Y qué hay de su legado en el dialecto local? Quizás pueda desilusionar a más de uno, y es que el habla pixuata no es ninguna particularidad, sino que resulta idéntica al asturiano hablado en Pravia o en Grau. Es decir, que no existe ningún dialecto pixuatu.

Más allá de la jerga relacionada con la mar y la pesca, el habla de los pixuatos y de sus vecinos se caracteriza por el fuerte cerramiento vocálico (fonti/fontis, gatu/gatus), la apertura de la tónica en la diptongación de /ǒ/ y /ĕ/ latinos (pueblu-puablu, bien-bian) o el empleo de los diptongos /éi, ou/ (veiga, marineiru, outru…). En la misma web del Conceyu se pueden consultar varias algunas palabras comunes entre los lugareños, algunas realmente curiosas.

Asturiano Tipo A Asturiano central Castellano std
Bulichi Boliche Boliche (red, aparejo)
Castiallu Castiellu Castillo
Chama Chama Palo que se coloca en el carel de una embarcación donde se pone el estrobo para fijar el remo].
Chicoti Chicote Chicote (extremo, remate o punta de cuerda, o pedazo pequeño separado de ella.)
Fuau Fueu Fuego
Gaxarti Gaxarte Gancho, garfio
Guai Güei Hoy
Guavada Güevada Hueva
Guayu Güeyu Ojo
Güichi Güinche Guinche (grúa o torno para subir cajas o material)
Llubricante Brugre, llocántanu Bogavante
Lleichi Lleche Leche
Quiquirimandi Cascoxu Caracol
Zurria Orbayu, orpín, muga, zurria Llovizna

L’Amuravela

Pero si realmente queréis oír una buena muestra del asturleonés del bajo Nalón podéis acercaros el día de San Pedro (29 de junio) a la multitudinaria fiesta de L’Amuravela, declarada Bien de Interés Turístico Nacional en 1979, un sermón laico cargado de rima y suspicacia que resume lo acontecido en el año.

Desde hace más de 30 años el encargado de recitarlo es el escritor Cesáreo Marqués, aunque fueron célebres otros narradores como Xuacu Gaitanu o Xuan de la Cuca. Parece ser que debido al escozor de las palabras de este último el párroco decidió prohibir la fiesta hacia 1900, no recuperándose hasta 1946.

Dichos versos empiezan así:

Nel nomi de Xuasús
ya la Virxi Soberana,
vou ichar l’Amuravela
comu San Pedru asperaba.

A lo que, tras recitar el sermón, concluye con un saludo al santo en el código náutico:

Mientras Cuideiru viva
ya duri la Fonti’l Cantu,
vei San Pedru a la Ribera
con toudus lus demás Santus.

¡Amura vela!
¡Isa vela!
¡Fuau a babor!
¡Fuau a estribor!

¡Viva Pedru!

 

¿Y de dónde viene esta tradición? No se sabe a ciencia cierta, pero se dice que el origen del sermón está vinculado al regreso de los marineros que participaron en la conquista de La Florida enrolados en la nave «El Espíritu Santo», hace más de 400 años.

Ahí es nada…

Referencias:

  1. Carlos Sánchez, J., 2012, “Los ataques vikingos y su influencia en la Galicia de los siglos IX-XI”. Anuario Brigantino: 5. URL: http://anuariobrigantino.betanzos.net/Ab2010PDF/2010%20057_086%20VIKINGOS%20EN%20GALICIA.pdf
  2. Chao, R., 2015, “Los ataques vikingos al reino asturleonés”. Corazón de León. URL: http://corazonleon.blogspot.com.es/2015/09/los-ataques-vikingos-al-reino.html
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